martes, 4 de noviembre de 2008

UN ATRACO SIN RESOLVER

Yo corría sin pensar dónde iba ni con qué me encontraría. Estaba recorriendo un bosque amplio lleno de enormes árboles. Todo estaba oscuro, pero no tenía tiempo de entretenerme. Llegué a un prado y más adelante me encontré con un muro de altas dimensiones. Crucé una puerta, corrí tanto como pude pero tropecé y caí sobre la espalda de una mujer que había tomando el sol.
Me levanté y pedí disculpas. Finalmente volví a empezar lo que estaba haciendo, pero ahora, corriendo por la calle principal de mi pueblo, una amplia calle.
Crucé, y me dirgí directo al parque. Allí me encontré con algunos conocidos, pero no me entretuve demasiado. Después de atravesar el parque, me dirigía a gran velocidad hasta al final de la calle donde se encontraba el puerto.
Busqué el transatlántico más grande, y vi una chica que llevaba el maletín de la pasajera rubia que por mucho que miraba, no vi que hubiera salido del barco, y me empecé a preocupar. Se me ocurrió seguir aquella chica misteriosa hasta el otro extremo del puerto, y veo que se sube al barco privado de un compañero.
No pude seguirla hasta dentro, porque no quería arriesgarme por si acaso. Vi como un chico se bajaba de él, y otro cargaba algo en una furgoneta. Se volvieron al barco, y yo hice un último esfuerzo, corrí hasta él, y me subí a bordo.
Me acerqué a una ventana, y vi como tenían a la pasajera rubia atada en una silla, y de pronto, noté como me apuntaban con una pistola.

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