Yo corría sin pensar dónde iba ni con qué me encontraría. Estaba recorriendo un bosque amplio lleno de enormes árboles. Todo estaba oscuro, pero no tenía tiempo de entretenerme. Llegué a un prado y más adelante me encontré con un muro de altas dimensiones. Crucé una puerta, corrí tanto como pude pero tropecé y caí sobre la espalda de una mujer que había tomando el sol.
Me levanté y pedí disculpas. Finalmente volví a empezar lo que estaba haciendo, pero ahora, corriendo por la calle principal de mi pueblo, una amplia calle.
Crucé, y me dirgí directo al parque. Allí me encontré con algunos conocidos, pero no me entretuve demasiado. Después de atravesar el parque, me dirigía a gran velocidad hasta al final de la calle donde se encontraba el puerto.
Busqué el transatlántico más grande, y vi una chica que llevaba el maletín de la pasajera rubia que por mucho que miraba, no vi que hubiera salido del barco, y me empecé a preocupar. Se me ocurrió seguir aquella chica misteriosa hasta el otro extremo del puerto, y veo que se sube al barco privado de un compañero.
No pude seguirla hasta dentro, porque no quería arriesgarme por si acaso. Vi como un chico se bajaba de él, y otro cargaba algo en una furgoneta. Se volvieron al barco, y yo hice un último esfuerzo, corrí hasta él, y me subí a bordo.
Me acerqué a una ventana, y vi como tenían a la pasajera rubia atada en una silla, y de pronto, noté como me apuntaban con una pistola.
Me levanté y pedí disculpas. Finalmente volví a empezar lo que estaba haciendo, pero ahora, corriendo por la calle principal de mi pueblo, una amplia calle.
Crucé, y me dirgí directo al parque. Allí me encontré con algunos conocidos, pero no me entretuve demasiado. Después de atravesar el parque, me dirigía a gran velocidad hasta al final de la calle donde se encontraba el puerto.
Busqué el transatlántico más grande, y vi una chica que llevaba el maletín de la pasajera rubia que por mucho que miraba, no vi que hubiera salido del barco, y me empecé a preocupar. Se me ocurrió seguir aquella chica misteriosa hasta el otro extremo del puerto, y veo que se sube al barco privado de un compañero.
No pude seguirla hasta dentro, porque no quería arriesgarme por si acaso. Vi como un chico se bajaba de él, y otro cargaba algo en una furgoneta. Se volvieron al barco, y yo hice un último esfuerzo, corrí hasta él, y me subí a bordo.
Me acerqué a una ventana, y vi como tenían a la pasajera rubia atada en una silla, y de pronto, noté como me apuntaban con una pistola.
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